Sin saberlo, hemos recorrido parte del Camino de los Jesuitas durante el itinerario que hicimos por Sudamérica. Prácticamente no teníamos información de que existían tantos pueblos, vestigios arquitectónicos y prácticas culturales que están identificados como herencia jesuítica, que son Patrimonio de la Humanidad y, en consecuencia, atractivos turísticos de interés internacional.
Desde las impresionantes ruinas de San Ignacio en Misiones, Argentina, – el único punto turístico que conocíamos como tal- hasta las grandes iglesias que están en pie en la Chiquitania en Bolivia, cada destino que recorrimos nos amplió la mirada sobre la influencia que la Orden de Jesús tuvo durante la época colonial en América del Sur. Sinceramente nos hizo descubrir “otro mundo”, como expresa el lema de las Misiones de Chiquitos.
Acompañanos a recorrer esta ruta que pasa por cinco países, se distribuye por 30 pueblos e incluye más de 50 sitios de patrimonio jesuítico, de los cuales 19 de ellos están declarados como Patrimonio Mundial por la UNESCO.
La ruta turística del legado jesuita
Cuando escuchamos hablar de El Camino de los Jesuitas ya habíamos recorrido todos los países en los que la Orden de Jesús se instaló a partir de 1550: Argentina, Uruguay, Brasil (al sur), Paraguay y Bolivia.
El Camino de los Jesuitas es una propuesta turística de destino múltiple (5 países) que intenta demostrar una identidad única y genuina, a partir del largo itinerario que la Compañía de Jesús siguió durante más de 200 años para establecerse en América del Sur.
Recordemos que la Compañía de Jesús es una orden religiosa de la Iglesia Católica fundada por San Ignacio de Loyola en 1534 que llegó a América del Sur para “fomentar la civilización y evangelizar” a las comunidades indígenas. Aunque toda la historia de la colonización y la influencia de la Iglesia Católica en ese proceso puede ser vista desde dos miradas contrapuestas (la mirada benévola de la evangelización y la mirada realista del sometimiento cultural), hay un cierto consenso en que las poblaciones originarias tuvieron un mejor pasar bajo la administración jesuítica.
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A América del Sur llegaron en 1549, con la intención de implementar una normativa papal que prohibía expresamente la esclavitud de los pueblos indígenas y buscaba proteger su libertad y derecho a la propiedad. Finalmente, los jesuitas fueron expulsados de la región en 1767 por orden del Rey Carlos III, bajo la acusación de enriquecimiento e intervención en los asuntos políticos de la Corona. La realidad es que se habían convertido en un actor relevante, por la gran llegada y buena aceptación dentro de las comunidades indígenas.
Además de los valores espirituales, en la mayor parte de sus colegios se dedicaron también a la enseñanza de las artes y oficios (pintura, muralismo, tallado, música clásica). En Artes se incluía la Filosofía, las Ciencias Exactas y la Matemáticas.
Del encuentro entre la cultura occidental y la nativa, surgió una identidad cultural propia resultado de un verdadero sincretismo que hoy se puede ver en los pueblos.
El Camino de los Jesuitas está organizado de dos maneras. Una es a través de un concepto creativo, que atraviesa diferentes países desde la visión de un personaje. Estos caminos son:
- Un camino hacia tu interior: viaje espiritual por el Camino junto al personaje Padre Ignacio. La propuesta de este recorrido es hacer un viaje de “destino continuo en el que no existe una meta, porque la meta es el propio camino”. Parte de la base de que recorrer el Camino de los Jesuitas es “una experiencia de enriquecimiento personal, de inmersión e intercambio con otras formas de ver la vida”. El itinerario propuesto es “un camino lleno de paz y espiritualidad para perderse y encontrarse a sí mismo”.
- Las expediciones de los jesuitas por una naturaleza indómita: un viaje para descubrir la naturaleza del Camino. El personaje Ysysry, una guaraní, acompaña a los viajeros a conocer los mejores escenarios naturales en la búsqueda de la “Tierra sin mal”. Es el itinerario que contiene más actividades de aventuras y experiencias de naturaleza. Los exploradores del siglo XVII creían que en estas tierras iban a encontrar un gran tesoro.
- El sueño de los jesuitas: un viaje por el patrimonio cultural del Camino. En compañía del Padre Buenaventura, este itinerario propone recorrer todos los países del Camino de los Jesuitas para descubrir el legado cultural, arquitectónico y organizativo de la Compañía de Jesús. Este gran circuito por los cinco países y sus regiones y pueblos (el Chaco, el Guayrá, el Paraná, el Tapé, Moxos y la Chiquitanía) permite conocer el patrimonio formado por estancias y reducciones, iglesias y pueblos misioneros que han sido testigos de más de 200 años de convivencia pacífica e intercambio entre los pobladores originarios y los misioneros europeos.
- Un viaje que nunca acaba: un itinerario junto a las comunidades del Camino. Con Yara, un personaje inspirado en , los viajeros descubrirán que el Camino de los Jesuitas es mucho más que los monumentos y los restos de las antiguas misiones jesuíticas. Es relacionarse con pueblos diversos pero unidos bajo una misma identidad, que aman a su tierra y reciben a los viajeros con los brazos abiertos. Recorrer el Camino supone encontrarse con las comunidades originarias de este territorio, que todavía perduran y mantienen vivas sus tradiciones milenarias. Se propone un itinerario de encuentro intercultural para descubrir el camino más vivo y actual.
Caminos turísticos religiosos
Aunque el turismo religioso no es de nuestra preferencia porque nos consideramos muy alejados de las religiones oficiales, es imposible que las creencias religiosas y la espiritualidad no estén presente en la mayoría de los destinos que conocimos. Se nos vienen a la cabeza:
- el sincretismo en Cuzco, Perú
- la cosmovisiones mapuches de la patagonia
- las tradiciones musulmanas en Suriname y Guyana
- las manifestaciones de afrodescendientes en Brasil y Colombia.
En definitiva, la religiosidad es una expresión cultural de los pueblos y no deja de maravillarnos conocer la identidad de cada lugar que visitamos.
De hecho, el Camino de los Jesuitas está inspirado en otros caminos turísticos religiosos, como el famoso Camino de Santiago de Compostela en Europa.
Este camino milenario está basado en la religión católica y enseña sobre la fe, la perseverancia y la hospitalidad de los peregrinos. El Camino de Santiago es probablemente la ruta de peregrinaje más famosa del mundo y también fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
En Argentina, recientemente se oficializó un acuerdo que hermana el Camino del Peregrino de Córdoba con el Camino de Santiago en Galicia. El Camino del Peregrino arranca en el paraje Giulio Césare, una zona montañosa en Córdoba, y se extiende a lo largo de 28 kilómetros hasta llegar a la localidad de Villa Cura Brochero, en el Valle de Traslasierra. Esta ruta rememora el sendero seguido por San Gabriel Brochero, el primer santo argentino que vivió y falleció en Córdoba, conocido por sus esfuerzos pastorales y sociales en la región.
Este trayecto, que se completa en unas seis horas de caminata, está dividido en ocho estaciones dedicadas a la reflexión y la oración de los peregrinos. Cada estación ofrece un espacio para la meditación y el contacto espiritual, evocando el camino recorrido por el cura Brochero en favor de las personas más humildes.
Ambos caminos, el del Peregrino y el de Santiago, comparten que son experiencias reales de peregrinación de sacerdotes y que unen la historia, la cultura y la naturaleza. También en ambos se fomenta la interacción entre los caminantes y la hermandad a lo largo de sus recorridos.
Volviendo al Santo de Compostela, desde Argentina también se puede iniciar el Camino de Santiago con cualquiera de los itinerarios que existen: el caminito primitivo, el camino francés o el camino norte.
Al igual que el Camino de Santiago, el Camino de los Jesuitas en Sudamérica propone una experiencia de crecimiento cultural, que va muchos más allá de la fe cristiana; conjuga historia, tradiciones y costumbre, patrimonio arquitectónico, naturaleza, sincretismo cultural. La propuesta apunta a que esta ruta organizada inspire a viajeros de todo el mundo por ser un modelo integrador.
¿Qué itinerario de El Camino de los Jesuitas te gustaría hacer? Dejanos un comentario.
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