Viajar a eventos, espectáculos y locaciones de películas o series es una experiencia única e inolvidable. Reflexionamos sobre esta forma particular de viajar en dónde el destino es lo menos importante.
Es habitual que cuando se organiza un viaje, el destino sea lo primero que se defina. El pensamiento de “me quiero ir a X lugar” es lo que activa la organización de un viaje. A veces un “estoy entre X e Y para mis vacaciones” dispara las averiguaciones para poder decidir. También está el “que ganas de ir a la playa/montaña” que aparece como motor de la búsqueda de un destino que me ofrezca lo que quiero. En cualquier caso el destino o sus características principales es lo que normalmente nos lleva a decidir un viaje.
Sin embargo, hay algunas situaciones en las que el destino no es lo más importante. Hablamos de cuando en un viaje, lo importante pasa por otro lado y estamos dispuestos a hacerlo, sea cual sea el destino o sus características. Hacemos el viaje porque nos moviliza otra cosa. Algo nos hace querer ir a un lugar, pero no por conocer sus atributos, sino porque allí hay algo que queremos experimentar y vivir y tiene más que ver con nosotros que con el destino.
Nosotros, al igual que muchas personas, no solemos necesitar “excusas” específicas para viajar. Viajamos por el hecho de visitar otros lugares y conocer otras culturas y en estos más de 7 años de viaje por Sudamérica, reflexionamos mucho sobre los distintos motivos y razones para viajar.
En pocos días comienza la Copa Mundial de Fútbol Qatar 2022 y, si bien esta vez lo veremos por TV, nos motivó a pensar lo lindo que es viajar en busca de cumplir un sueño, más allá del destino.
Nos referimos a viajar a eventos, espectáculos, recitales y también para conocer lugares específicos que son famosos o tienen mucha importancia para nosotros. Decimos que el viaje -y los destinos particularmente- en esos casos pasa a segundo plano porque la prioridad pasa a ser la fecha del evento, conseguir tickets, hospedarse cerca del lugar en cuestión y muchas cosas más que normalmente no son como en un viaje típico de vacaciones o relax.
Viajar a eventos deportivos
Vamos con un ejemplo en primera persona. Siempre tuvimos el deseo de ir a una Copa Mundial de Fútbol. La realidad es que nunca nos importó a dónde, sino vivir la experiencia. Cuando tuvimos la oportunidad, organizamos nuestro viaje a Brasil 2014. Lógicamente nos quedaba más cerca que ir a Rusia o Qatar, por eso pudimos costearlo y organizarlo. Sin embargo, no nos hubiese cambiado que las ciudades sean Río de Janeiro o Corumbá, o el país organizador haya sido Brasil, Ecuador o Paraguay.
El tema de las prioridades se evidencia en el momento que dejás de lado los atractivos típicos del destino por hacer o conocer eso que te llevó hasta allí. La realidad es que en San Pablo no nos importaba conocer la ciudad, sino conseguir entradas para ver a Argentina. Por eso dedicamos dos días a estar frente a una computadora a ver si conseguíamos que alguien nos venda una entrada y luego nos fuimos al barrio más feo de San Pablo a que nos la dieran. No hicimos city tours, paseos ni nada de eso. De hecho no podemos decir que conocimos un solo lugar turístico de San Pablo. Ese viaje pasaba por otro lado. Sí visitamos el Museo del Fútbol en el Estadio Pacaembú y por supuesto el estado Arena Corinthians en donde vivimos uno de los momentos más inolvidables de nuestra vida.
Obviamente que en la medida de lo posible uno busca combinar las cosas, pero sin perder la prioridad.
No hubiésemos ido nunca más de un mes a La Serena si no hubiese sido la sede en donde jugaba Argentina en la Copa América de Chile 2015. En ese caso pasó lo opuesto que en San Pablo. La conocimos casi en su totalidad porque estuvimos mucho tiempo, pero la prioridad siempre eran los partidos de Argentina.
Otro ejemplo, en Río de Janeiro, durante los Juegos olímpicos de 2016 nos tocaron algunos días feos. En cualquier otro contexto, el día que salió el sol, hubiésemos ido a la playa directamente. Pero, no. Nuestra prioridad era ver las competencias, así que bajo el sol terminamos viendo algún partido de hockey en lugar de tomar una caipira en Copacabana.
También le pasó a Flor, mi hermana, que no tenía planeado viajar a Río de Janeiro hasta que se le dió por cumplir su sueño de ver una competencia olímpica de Gimnasia Rítmica. Nunca se había planteado conocer Río, pero allí estaba todo el día metida en un gimnasio techado y visitando el Pan de Azúcar en sus ratos libres. No conoció ni la mitad de lo que un turista habitual conoce en una semana en Río de Janeiro, pero no le importó en lo más mínimo. Ella misma cuenta en nuestro blog sobre esta historia de viajes de lo imposible a lo real.
A veces no es necesario ir a ver un gran evento o que sea un viaje de muchos días. Se me vienen a la cabeza los que viajan por un partido. Quizás van y vienen en el día a otro país, para ver 90 minutos de fútbol. Tengo amigos que aprovecharon algún viaje por Europa para subirse a un avión un par de horas solo para ver un partido de Champions League.
Viajar a shows o espectáculos
Como verán nos gustan los deportes y lo que se genera en los eventos deportivos masivos, pero no es lo único por lo que viajamos sin importar el destino.
Los shows musicales, recitales o grandes espectáculos también son un motor para viajar sin poner el foco en el destino. El recital de Coldplay nos encontró en Buenos Aires, nuestra ciudad natal. Por primera vez en años, vimos un espectáculo musical en nuestra ciudad y no en un contexto de viaje. La cantidad de extranjeros; uruguayos, bolivianos, brasileros que nos rodeaban era impresionante. Conversamos con algunos y todos habían venido a Buenos Aires especialmente para el recital. Sin dudas para ellos será un viaje memorable, pero poco recordarán del destino.
En Oruro estuvimos 3 días. Los 3 días que duró el famoso Carnaval de Oruro. No podemos decir nada de la ciudad en sí, no nos dio tiempo y tampoco estábamos enfocados en eso sino en vivir esa fiesta que es patrimonio intangible de la humanidad.
En otra oportunidad, estábamos de vacaciones en Medellín, teníamos solo 3 días cuando nos enteramos que tocaba allí Rally Barrionuevo. No dudamos en “perder” una de las dos noches allí para cruzar la ciudad de punta a punta y escuchar a uno de nuestros músicos favoritos. Es el día de hoy que incluso volviendo a Medellín años después, asociamos la ciudad de la Eterna Primavera a ese recital.
Es sabido la cantidad de fanáticos que llegan a Liverpool para conocer The Cavern, Strawery Fields o Penny Lane. ¿Quién no haría un viaje a Inglaterra para ver allí a los Rollings Stones? Lógicamente a veces el único limitante es el dinero.
Viajes cinéfilos y novelescos
Grandes ejemplos de que el destino no es lo más importante aparecen cuando pensamos en las personas que viajan para conocer locaciones de películas quedando totalmente relegado el destino en cuestión.
Conocemos amantes del cine que organizan su viaje en torno a las locaciones de alguna película o serie. De hecho es una tendencia en el mundo de los viajes y turismo. Nuestra colega, Nair Felis Rodriguez, publicó su experiencia personal en Locaciones de películas y series que conocí.
Hay personas que compran entradas para Harry Potter en Londres antes de reservar hospedaje, o incluso de comprar los pasajes de avión. Es simple, si no pueden ir a visitar el Parque de Harry Potter Studios en las afueras de Londres no van a Londres. En el parque se encuentran los decorados y objetos originales que se usaron para el rodaje de todas las películas de la famosa saga.
De igual forma es habitual escuchar que alguien fue a Nueva Zelanda porque quería ver las locaciones del Señor de Los Anillos. Algunos cumplieron el sueño de ir a “Mordor” que en realidad es el Parque Nacional Tongariro, Patrimonio de la Humanidad.
Con Star Wars pasa lo mismo. Fanáticos de todo el mundo viajan a distintos lugares para conocer las locaciones y sentirse como en la película. No queremos prejuzgar pero toda esa gente difícilmente hubiese elegido ir a Túnez o Irlanda para un viaje de vacaciones tradicional. En los últimos años, nuestro querido Salar de Uyuni se metió en esa lista ya que fue escenario de The Last Jedi.
Para poner un ejemplo Argentino, el puente Morales es el de la película Relatos Salvajes y queda en la Quebrada de Las Conchas, en el camino que une Salta Capital con Cafayate. Es una parada obligada para todo el que pase por ahí y haya visto la película. Incluso hay personas que van a ese punto específicamente y vuelven. El entorno es espectacularmente bello, pero el foco de todas las cámaras y miradas que pasan por ahí son el puente y el auto incendiado en la escena.
Saliendo de los ejemplos de las series o películas, lo mismo ocurre con cualquier historia o novela.
Cami, cuando terminó de leer Relatos de un Náufrago de Gabriel García Márquez, determinó que tenía que conocer Cartagena de Indias. No era por el destino en sí, sino porque quería caminar en donde culminaba la historia que la atrapaba. En cuanto tuvimos la oportunidad fuimos a conocer la Ciudad Amurallada y créanme que si bien hay muchas cosas que hacer en Cartagena, lo que Cami disfrutó fue la sensación de estar ahí en el lugar que había soñado leyendo esas páginas.
Estando en Santa Marta, Colombia, con su mar caribeño, dedicamos un domingo soleado y caluroso a viajar 3 horas a Aracataca, lugar en el que nació Gabriel Garcia Marquez e inspiró muchos pasajes de 100 años de Soledad.
En la Península Valdés, en la Patagonia Argentina,la Isla de los Pájaros, habría inspirado a Antoine de Saint-Exupéry para su libro “El Principito”. La Isla, dicen, le dio la idea al autor para crear la famosa imagen y metáfora del sombrero o el elefante dentro de una boa. Estamos seguros que muchos visitantes a la Península se dirigen a ese punto, que no es de los más conocidos de la zona, específicamente porque quieren ver con sus propios ojos semejante parecido.
Nosotros estuvimos ahí y lejos de preocuparnos por el color del agua, los tonos de verde y las especies de pájaros, terminamos rememorando nuestras lecturas de El Principito.
Nuestros colegas Carola Fernández Moores y Marcelo Borrego, los Periodistas Viajeros, indagaron sobre muchas de estas cuestiones, mezclando historia con ficción en un recorrido por Europa en su libro “Bebo y sé cosas. Historias de Europa”. Sherlock Holmes, el Conde Drácula y Dr. Jekyll son algunos de los personajes que delinearon el itinerario de parte de sus viajes por el viejo continente y reflejan en el libro.
El viaje siempre nos transforma
Sea por cuestiones deportivas o culturales -siempre personales- muchas veces el destino pasa a segundo plano y lo que guía un viaje son las ganas de conectar con una pasión o historia que nos atrae y nos hace ir a dónde sea que haya que ir.
El destino no importa porque lo que importa es la resignificación que le damos al destino y no sus “atractivos turísticos”. Lo interesante es lo que el destino genera en nosotros, no como destino sino como concreción de nuestros deseos, sueños y fantasías. Y por supuesto lo más importante es el carácter transformador que esas experiencias pueden tener en nosotros.
Nosotros amamos viajar, por eso vivimos viajando la mayor parte del tiempo. Nos encanta conocer lugares, visitar atracciones e ir a los lugares más impactantes y famosos del mundo. Pero a veces también nos gusta correr el eje del viaje, hacerlo pasar por fuera de los atractivos e imperdibles y dejar que nos guíe una temática que nada tiene que ver con el destino y todo tiene que ver con nosotros mismos.
¿Alguna vez pensaste en viajar a eventos, espectáculos y locaciones de películas o series ?¿O ya lo hiciste? ¡Compartinos tu experiencia en los comentarios!