Durante el carnaval no hay otra vida que la del carnaval.
Es imposible escapar, porque el carnaval
no tiene ninguna frontera espacial.
Mijail Bajtín
Es Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad. Pero al Carnaval de Oruro se lo puede sentir y tocar además de oler, ver, escuchar, experimentar. Y es así: se vive y disfruta con los cinco sentidos. Aunque es verdad que lo que transmite se vuelve intangible.
Conjuga todo: la religión cristiana con la religión ancestral andina, la manifestación popular en la calle y el desfile oficial cercado con las vallas y el palco oficial, los pecados en la fiesta y la indulgencia en el Santuario.
¿Cómo condensar todo lo que representa en algunos párrafos y una pequeña selección de imágenes? Es imposible. Esto solo es nuestra experiencia de lo que fue el Carnaval de Oruro 2016.
Fueron cinco días de fiesta consecutivos que pasamos en Oruro desde el Viernes de Convite del Tío hasta el Martes de Ch’alla. Llegamos en tren desde Uyuni y cuando nos bajamos en la estación con otros cientos de personas nos dimos cuenta de lo que iba a ser el Carnaval.
Todos juntos salimos de la estación en busca de un hospedaje. Algunos buscaban regatear el precio, nosotros solo buscábamos un lugar donde poder descansar y trabajar sabiendo que todo Oruro iba a ser una fiesta constante.
El precio que ofrecían la mayoría de los hospedajes residenciales era de un paquete de tres noches por 1000 Bs. en una habitación doble. Cuando encontramos un lugar que tenía internet por ese mismo precio y cumplía con las mínimas condiciones de limpieza, no caminamos más. En un cuarto de 3×2 armamos nuestro bunker.
Los medios de comunicación bolivianos informaron que más de 200.000 turistas (entre extranjeros y bolivianos) visitaron la ciudad durante esos días, además de 30.000 bailarines de distintos puntos del país y 7000 músicos. Multitudes en todos lados y a toda hora. Para nosotros fue mucho más.
El recorrido oficial para el desfile de los 52 conjuntos tiene cuatro kilómetros y culmina en el Santuario del Socavón. Esas cuarenta cuadras están valladas y a sus costados se instalan gradas con asientos numerados que los propietarios venden a quien mejor pague. Los precios van desde los 200 Bs hasta 500 Bs. Este año, lamentablemente, un conflicto político entre camioneros y el Gobierno Nacional tuvo como consecuencia que muchos turistas y bailarines no pudieran llegar a Oruro.
La Cámara Hotelera de la ciudad comunicó que el 50% de la reservas se habían cancelado. Nosotros percibimos la menor afluencia en las gradas: había muchos espacios vacíos y los carteles de “Se venden asientos” estuvieron hasta el último día.
Todo está repleto de puestos de comida y de venta de lo que a uno se lo ocurra. En carritos, mantas o carpas. Son los orureños y los que vienen de departamentos aledaños, como el niño de 10 años al que le compramos una pizza; él venía de Potosí. La feria que se instala generalmente los días miércoles, se monta durante los seis días de carnaval. Hay carteles que informan de arriendos de habitaciones, de casas que alquilan sus baños y duchas, de menús para el almuerzo, de promociones de cotillón.
A partir de las gestiones de BolTur, conseguimos acreditaciones de prensa para poder cubrir el Carnaval desde todos los ángulos. Así que el viernes por la tarde fuimos al Sindicato de Prensa de Oruro y nos entregaron la credencial. Allí nos informaron que el Presidente Evo Morales iba a llegar alrededor del mediodía pero que igualmente el momento más especial del Carnaval iba a ser la entrada de la Auténtica Diablada de Oruro. No lo entendimos en ese momento.
Llegar el viernes nos permitió aclimatarnos, no a la altura porque los 3700 msnm casi ni los sentimos por llegar de lugares más altos, sino a la cantidad de gente en la calle, a los niños agazapados entre los carritos con bombuchas y espuma –de la blanca normal y de la de color que te mancha la ropa y no sale nunca más- esperando atacar, a la música constante hasta la madrugada, a la basura en la calle y a cada una de las manifestaciones del carnaval que con el correr de las horas se iban a incrementar.
El viernes previo al carnaval es el día del Convite del “Tío”. Vimos como en cada comercio, local y oficina laboral los trabajadores se reunieron durante el almuerzo, decoraron las fachadas con serpentina y papel picado y prendieron algo así como una fogata en la que quemaban algunos objetos no identificables. Estaban haciendo la Ch’alla, una ceremonia de ofrenda a la Pachamama para agradecer, pedir y alimentar a la Madre Tierra.
Sincretismo. Entre la creencia ancestral y la fe cristiana
“Tú, mi vida eres tú, a tus pies yo llegaré,
demostrándome tu fe, ay Mamita del Socavón”
El Carnaval de Oruro es la muestra de la sobrevivencia de las creencias de las naciones originarias y al mismo tiempo de la adopción de la religión católica por parte de la población andina.
La historia misma del carnaval a nivel mundial pone en relación a las fiestas egipcias en honor a la diosa de la fertilidad y las romanas en honor al dios Saturno con la delimitación del tiempo de Cuaresma del cristianismo. Las festividades paganas tenían que tener un tiempo y un espacio antes de los cuarenta días previos a la Pascua de Resurrección.
Con la colonización, a América también llegó la religión con su moral y sus rituales en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. También la Virgen. Y en América no cabe duda de que la Madre encontró a millones de fieles.
Cuando la historia se conjuga con leyenda es difícil identificar los hechos y separarlos de lo que es producto de la fantasía o de la distorsión propia de la tradición oral. Pero como se trata del carnaval ¿qué importa? Todo es representación.
Allá por el 1700 encontraron la imagen de la Virgen de la Candelaria pintada en una pared del socavón de una mina de uno de los cerros de Oruro. En ese momento comenzó la devoción de los pobladores. Pero previamente esa zona (Uru-Uru) fue un antiguo centro ceremonial precolombino donde los urus llegaban a realizan sus rituales.
Aunque el cristianismo prohibió esas manifestaciones religiosas propias, los pobladores originarios continuaron con sus cultos aunque armonizados con el cristianismo. El tiempo y la fe mezclaron todo; un poco de esto y de aquello: una virgen en el socavón que protege a los mineros y un diablo que se encuentra en las profundidades de la mina con el que hay que estar congraciado para asegurarse buena extracción de mineral (igualmente no es tan malo porque en realidad es el dios uru del fuego).
Así (o más o menos así) el Carnaval de Oruro terminó siendo principalmente una muestra de la devoción a la Virgen de la Candelaria, cariñosamente llamada la Virgencita morena “mamita” del Socavón.
Esto tuvimos que aprender para entender lo que vivimos durante el Sábado de Peregrinación y Domingo de Corso.
Peregrinación al Socavón y fiesta dominical
El sábado por la mañana nos levantamos muy temprano para ver a cada uno de los 52 conjuntos. Llegamos a la gobernación de Oruro cuando ya estaba desfilando el primer grupo pero el programa mostraba una lista interminable de agrupaciones folclóricas así que no nos preocupamos.
Las gradas todavía estaban vacías pero en cada esquina había un tumulto de gente que cruzaba la calle o se amontonaba sin dejar pasar. Ya había gente vendiendo pollo frito y personas que lo comían y otros tomando alcohol como infusión. Ahí empezamos a tomar dimensión de lo que serían las próximas 48 horas. Y no nos equivocamos.
Compartimos el sector de prensa con colegas bolivianos, incluso algunos medios nos entrevistaron. También con colegas argentinos. La llamativa conductora de MTV se llevaba la mirada de quienes nos rodeaban hasta que le preguntamos quién era. Como le dijimos, hace mucho que no vemos ese canal musical. Buena onda nuestra compatriota se solidarizó con nuestra ignorancia.
Además compartimos el sector de prensa con contingentes de orientales que tenían pase VIP. Very Importan People, no hay dudas, porque los guardias de seguridad retenían a la prensa pero a ellos era imposible controlarlos.
Pasada la media mañana llegó Evo (No hace falta más presentación), el Vicepresidente Álvaro García Linera y otras autoridades. Si antes de eso los orientales estaban desbordados, no se imaginan lo que fue en ese momento. Realmente es para aplaudirlos, hacen lo que quieren.
Evo bailó unos minutos en el medio de la calle junto a una agrupación y luego pasó varias horas en el palco oficial junto a Edward Norton. Ah sí. Otro condimento que tuvo el Carnaval de Oruro 2016 fue la presencia del actor estadounidense invitado por la marca Paceña, la cerveza nacional. Fuimos testigos de sus tímidos intentos de baile en las gradas.
Toda la mañana la pasamos frente a la plaza principal “10 de Febrero”. El día estaba soleado y no dejamos de sacar fotos y de filmar a los cientos de bailarines. De a poco empezamos a identificar a las agrupaciones, sus danzas y a las figuras representativas.
- La diablada: Es la principal danza del carnaval de Oruro y tiene su origen institucionalizado en la representación teatral de la lucha del diablo con el arcángel Gabriel por eso a la vanguardia del conjunto está el Ángel Blanco y detrás los diablos. En estas agrupaciones destacan las máscaras de los demonios y la “China Supay” mujeres con máscaras de ojos saltones en el rol de diablescas. Dicen que bailan por devoción a la Virgen pero también para conquistar al Arcángel Gabriel.
- La morenada: Los morenos bailan con máscara de negros muy ornamentadas de colores y representan a la población afro que llegó como esclava. En estos conjuntos también se destaca la “China Morena” actualmente interpretadas por mujeres altas (con botas con plataforma y taco de 20 cm) y a cara descubierta para mostrar su belleza pero en la década del ’50 eran los travestis los que interpretaban esta figura. Polleras cortas, botas hasta la rodilla, sombrero, trenzas y mucho brillo y lentejuela. Su baile es muy correcto.
- Los tobas: Representan a los grupos indígenas orientales del Chaco Boliviana. Sus trajes son mucho más austeros intentando mostrar la vestimenta original. El baile es de a pequeños saltos y muy alegre.
- Caporales: 100% boliviana. Así definen a esta danza protagonizada por hombres con sonajeros en sus piernas que agitan con sus grandes saltos. Uno de los bailes que más disfrutamos ver.
- Los osos: Aunque no entendemos qué representan resultan ser unos de los personajes más divertidos. Hombres y mujeres disfrazados de osos ( y de los grandes) bailan mucho más sueltos, corren, saltan.
- La llamerada: Es la danza de los arrieros y representa el pastoreo de sus llamas. La vestimenta es sencilla, como la de los campesinos actuales pero con más color y glamour.
- Los Incas: Sus trajes son dorados representado el oro del imperio. Es una de las primeras danzas interpretadas en el Carnaval de Oruro.
Por la tarde, hicimos nuestra procesión. Atravesamos el centro y llegamos al Santuario del Socavón que se encuentra en la parte alta de la ciudad. Desde allí observamos las columnas que llegaban a un gran playón frente a la iglesia y en fila iban ingresando al Santuario. Nosotros también entramos.
Un sacerdote recibía a cada conjunto con una plegaria y mientras muchos caminaban hacia el altar de rodillas rezaban un Padre Nuestro. Vimos los rostros emocionados y transpirados que expresaban satisfacción por llegar y dolor por las horas caminadas con esos trajes. Fuimos testigos de la devoción.
Al salir, Natalí, una bailarina de la Morenada Majillones, nos dijo: “La verdad no me sentí nada cansada. Es como que la Virgen te diera fuerzas. La virgencita nos bendice a todos los que bailamos y a todos los que vienen a ver el carnaval”. Esa es la fe, aunque ninguno de los dos la entendamos.
El Domingo de Corso recorrimos otros puntos de la ciudad. Paseamos por la Avenida del Folclore por donde las agrupaciones comienzan el desfile. Todo era más desordenado y había cortes prolongados. Lo bailarines aprovechaban para descansar y el público para sacarse fotos con ellos.
Por la noche, fuimos a los alrededores de la plaza principal y sin duda la fiesta estaba en su esplendor. Los bailarines adornaban sus cuerpos y máscaras con luces y pinturas fluorescentes mientras las bengalas iluminaban el desfile.
El carnaval de la calle y el espectáculo turístico
“Virgencita mía, a ti mi oración, soy tu peregrino, que pide perdón. Virgencita mía, da tu bendición, a todos tus fieles por su devoción”, cantaba el público desde las gradas acompañando a los bailarines y músicos.
Esa es la principal diferencia con el carnaval medieval del que habla Bajtin. En el carnaval moderno no todos participan de la fiesta como protagonistas. Es lo que pasa cuando se institucionaliza el Carnaval: unos actúan y otros miran.
En el Carnaval de Oruro, los protagonistas llevan máscaras, trajes, vestimentas para representar a distintas figuras de la historia y leyenda andina. Los espectadores están ahí, en las gradas sentados los más grandes y de pie y bailando los más jóvenes. Ah no. Mentira. Es carnaval así que todos bailan y cantan, agitan los brazos y gritan.
“Beeeso, beeeso, beeeso” rogaban los espectadores a todos: a los osos, a las chinas morenas, a los caporales. No hay distinción de sexo ni de edad. Lo que pedían era un contacto visual. Cuando los bailarines complacían el pedido, seguía un gran suspiro, aplausos festejos y brindis con la bebida alcohólica que estuviese al alcance.
Eso sí sigue vigente desde el carnaval medieval: la idea del exceso en el beber y en comer, complacer los placeres carnales, la risa, la diversión y desinhibición.
Las calles de Oruro –el espacio público- fueron un escenario paralelo. Ahí confluíamos todos como protagonistas del carnaval.
- Bailando: A veces interrumpiendo el desfile oficial hasta ser retirado por la policía, otras en la calle siguiendo el ritmo de las danzas (algunos no lo seguían muy bien pero lo intentaban).
- Jugando: con el agua, con la espuma, con las máscaras, la serpentina, las bengalas.
- Degustando: las más variadas comidas y a toda hora. Desde pizza y pollo frito pasando por guisos hasta llegar a tortas rellenas de crema y gelatinas multicolores.
- Bebiendo: alcohol por sobre todas las cosas. El público, los bailarines, los músicos. Todos. Una de las principales marcas auspiciadoras es Paceña, la Cervecería Boliviana Nacional. Solo imagínense el resultado: gente durmiendo en las veredas a la mañana (y mediodía) siguiente y un olor a orina que superaba cualquier aroma a choripán.
Todo propio del carnaval. “En el curso de la fiesta sólo puede vivirse de acuerdo a sus leyes, es decir de acuerdo a las leyes de la libertad”, dice Bajtín del Carnaval en la Edad Media. En América Latina homenajeamos esos orígenes de la manera más auténtica.
Pero además de ser una manifestación de la cultura popular, el Carnaval de Oruro ya es un espectáculo. Y se lo promociona como tal. Por un lado, es una forma de fomentar la trasmisión de las tradiciones las nuevas generaciones al revalorizar estas expresiones. Por el otro, se corre el riesgo de desvirtuar el significado de ellas.
En 2001 la UNESCO declaró al Carnaval de Oruro como una Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad. Reconoce su carácter intercultural y al mismo tiempo advierte sobre la “explotación financiera incontrolada del carnaval”. De eso también fuimos testigos.
Desde la venta de asientos con precios que varían “según la cara del turista”, de la especulación de los hospedajes hasta ver niños de dos y cinco años bailando solos en la vereda con una radio y una lata para que el turista deposite su moneda. Un exceso más.
Y con la resaca a cuestas
vuelve el pobre a su pobreza,
vuelve el rico a su riqueza
y el señor cura a sus misas.
Joan Manuel Serrat.
Pudimos vivir de tan cerca el Carnaval de Oruro gracias a BolTur quien gestionó la acreditación de prensa y nos brindó los contactos para poder hacer la cobertura y compartir todo lo que vivimos en este blog.
Fuentes
- Material informativo del Viceministerio de Turismo del Estado Plurinacional de Bolivia.
- BAJTIN, Mijail. La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento
- UNESCO. Obras Maestras del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad
- http://www.paginasiete.bo/ideas/2014/2/9/china-supay-13373.html
- http://info.caserita.com/Challa-ritual-andino-a351-sm116
Hola muchachos! Excelente relato, con muchos datos precisos históricos y, por sobre todo, de las vivencias.¡Te hace sentir casi como si estuvieras ahí.
Lo único que quiero preguntarles es: ¿Dónde se pueden adquirir las entradas al carnaval de manera personal? ¿ A los revendedores en las calles?
¿Algún lugar bueno que me recomienden para verlo? (uno intermedio, que no sea tan caro como la Plaza central pero tampoco el peor ubicado)
Vamos a ir con mi pareja el próximo febrero de 2018.
Saludos!
En realidad no adquieres entradas para el carnaval, lo que haces es alquilar los asientos que ubican a lo largo del recorrido del carnaval, se hacen directamente ese día, los asientos más caros están cerca a la plaza principal, un buen lugar es buscar asientos sobre la avenida 6 de agosto que es la parte más larga del recorrido.
¡Claro! El Carnaval es en la calle, donde se arman las gradas. Hay que buscar una buena ubicación si uno quiere estar todos los días del Carnalval. ¡Buen dato lo de la Avenida 6 de Agosto!
Hermoso reportaje! me recordó cuando fuí por primera vez al Carnaval de Oruro. Una pequeña precisión, en la foto que dice al pie “Los negros de la morenada”. En realidad esos bailarines no estan danzando la Morenada, sino la danza de Los Negritos, son danzas y agrupaciones diferentes. Ojala pueda corregir ese detallito, por lo demás es un gran trabajo…
Hola Roland! Gracias por escribir y disculpa la demora en responder. Ya ajustamos lo que comentaste. Saludos y gracias nuevamente.
Queridos chicos.
Nunca ví ni experimené un carnaval desde sus entrañas.
Muy interesante y enriquecedor creo que un argentino tendría que ir a nuestro norte para ver algo tan colorido donde se mezcla lo religioso y lo pagano.
Gracias como siempre por transmitir sus vivencias y gracias a Boltur que lo hizo posible.
Si, sin dudas que el norte argentino tiene mucho en común con la zona sur de Bolivia, también en sus festejos y en como se vive el carnaval. Anotátelo como algo pendiente para vivir al menos una vez en la vida!
Besos!